Septiembre trae consigo un aire distinto, ¿verdad? Después del verano, cuando parecía que todo estaba más ligero, regresamos a la rutina y algo se remueve dentro. Muchas personas sienten un peso que no saben explicar bien: ansiedad, estrés tras las vacaciones, cansancio mental, incluso una sensación de vacío. Lo urgente vuelve a imponerse y lo importante parece quedar en un segundo plano. ¿Te suena?
En este tiempo, muchas crisis personales y de pareja en septiembre salen a la superficie. La convivencia de las vacaciones, la vuelta al trabajo, la falta de escucha, los ritmos acelerados… todo puede generar distancia en las relaciones. Me pregunto: ¿cómo sostener un vínculo sano si una parte de nosotros vive desconectada, sin presencia?
En la última sesión de práctica online de Hakomi, una mamá que se apuntó a última hora compartía algo que resonó mucho:
«Me he dado cuenta de que mi estrés y mi momento vital me desconectan de las relaciones. No puedo centrar mi mente y me pierdo de lo que me está contando la otra persona. Esta práctica me ha dado aire, me ha conectado con la necesidad de encontrar un espacio para darme cuenta de lo que realmente me pasa».
Este es el punto. Si no tienes espacio interno para escucharte, ¿cómo vas a escuchar al otro? Y si no puedes estar presente, ¿cómo sanar las relaciones? Desde esa mirada, se entiende que muchos conflictos de pareja o familiares no nacen de un “problema” concreto, sino de la falta de conexión.
Más allá de eclipses o de lo que diga la astrología, hay algo que sí está en tus manos: sumarte a una práctica que te devuelva al momento presente. La propuesta es simple y a la vez poderosa: dedicar un rato a escucharte, a respirar, a compartir con otras personas que también buscan sostenerse en medio del torbellino de septiembre.
Cada vez somos más quienes, desde casa, la oficina o incluso el parque, nos encontramos en los encuentros online de práctica grupal Hakomi. No necesitas buscar tips rápidos, ni catarsis intensas, ni apuntarte a mil clases caras que no dan solución. Solo necesitas un espacio de presencia. Y cuando lo haces, algo cambia: no necesariamente la pareja, ni siquiera algo externo de ti. El cambio ocurre dentro y eso abre nuevas formas de estar en el mundo.
Si este texto resuena contigo y quieres saber más, escríbeme la palabra “vinculo” y te enviaré la información necesaria para unirte a esta práctica económica y accesible. Quizás se trate simplemente de eso: volver a ti misma, dejar que la vida respire en ti y descubrir cómo, desde tu presencia, las relaciones también encuentran su lugar.
