espada de la luz de verdad

La espada que no hiere: una mirada Hakomi sobre la violencia y la compasión

La espada que no hiere: una mirada Hakomi sobre la violencia y la compasión 718 1276 Miriam Solé

El mundo grita. ¿Lo escuchas?
Todos escuchamos el miedo, la rabia y el odio.
Las calles, las redes, la voz… todo vibra en una frecuencia de dolor que ya no puede ocultarse. No importa la bandera que defiendas ni el ideal que pinte tu mente: el corazón humano está clamando paz detrás de una muralla, encerrado, porque donde hay corazón no hay lucha.
Y quiero pensar que es posible vivir sin odiarnos por las diferencias. 

Y sin embargo, seguimos levantando espadas con nuestros propios hermanos  si, humanos, personas… ya sea con palabras, juicios, indiferencia, amenazas o ataques físicos, creyendo que así nos protegemos. Imponiendo nuestra manera de pensar, de creer y de vivir. Pero las espadas que empuñamos hacia fuera terminan cortándonos por dentro. 
Y lo que es peor: nos sentimos fuertes con espadas cuando nos unimos en grupos y tapamos el corazón bajo una bandera.

Ron Kurtz, creador del método Hakomi, habló de la no violencia como una manera de mirar, de vivir, de asentarte en ese principio, y no solo como una técnica. Si, el principio de la  No violencia significa renunciar a forzar el cambio en nuestros clientes, en los demás, incluso en nosotros mismos. Es confiar en que el alma, cuando se siente segura, se abre. Trae la confianza en la sanación de la humanidad.
La no violencia trae mirada, paz y compasión; trae comprensión, entendimiento y orden.
La no violencia es un principio universal, humano.

Desde esta mirada, la verdadera transformación no nace de corregir, sino de presenciar, de escuchar, de efectuar el cambio desde nosotros.
Te has preguntado alguna vez ¿ Cómo podemos buscar la paz con violencia? Es la incoherencia de la humanidad. Discursos contrarios que nos separan, nos dividen y nos alejan.  El llamado a la coherencia es importante en la actualidad. Escondemos el corazón y el bien hacia la humanidad bajo lemas de justicia, razón y enfrentamiento. Pero, ¿como se busca la paz con el corazón escondido?

“No he venido a traer paz, sino espada.” — Jesús de Nazaret

Y a pesar de la imagen de guerra, esta frase no es para entablar conflictos externos, sino movimientos internos: el movimiento de la verdad. La espada que Jesús menciona no es para herir, sino para revelar la verdad. Es la espada de la consciencia que corta la ilusión, el autoengaño, la incongruencia.
Es el filo que separa lo falso de lo verdadero, el miedo del amor.

Pero mirando el mundo solo siento niños queriendo sanar esas heridas abiertas que sangran un dolor silencioso interno: ser vistos, aceptados, amados, en definitiva. No queremos ser analizados. No queremos ser arreglados. Solo vistos. Y usamos grupos que se tiñen con nuestros colores para formar una identidad que se aleja de lo individual, es la base de la psicologia de grupos, de alinearnos como necesidad de pertenecer y unir fuerzas alejándonos de nuestro voz interna.

Siento la necesidad de mandar una reflexión, ya sea en tus sesiones de terapia, en cada búsqueda espiritual o en cada conversación nocturna en tu soledad. Bajo todo ello late una sola pregunta sin palabras: ¿Alguien puede estar realmente conmigo aquí? 

Sin intentar explicarme.
Sin apresurar mi historia.
Solo quedándose así tal cual.

Y en esa permanencia, algo profundo ocurre.
Empiezo a ablandarme.
Empiezo a sentir.
Sí, empiezo a sentir todo lo que me habita y que el mundo vomita sobre mí.

Quizás empezar a usar la espada del amor sea precisamente eso: una presencia tan compasiva que desarma. Una mirada que corta la coraza del miedo sin violencia.

Porque la compasión no es un gesto de ternura; es una práctica valiente. 
Implica abrir el corazón incluso cuando el mundo parece arder en tu contra.

Cuando sentimos la rabia, el impulso de romper, de gritar, de huir… la compasión nos invita a quedarnos con el otro, con ese que llamamos enemigo.
A escuchar lo que hay debajo.
A reconocer que la violencia que proyectamos hacia fuera es, en realidad, el eco de la violencia que aún habita dentro.

Me encanta esta pregunta:
Dime, querida: ¿con qué lucha tu corazón ahora?

👉 Te invito a escribir en tu libreta: ¿qué espada interna necesitas soltar hoy?

La no violencia no es pasividad.
Es una fuerza inmensa que nace del centro del ser.
Es el poder de la quietud en medio del ruido.
Es el respeto al otro, es la mirada abierta a la diferencia, es el no miedo a expresarte y el tener espacio para expresar.
Es la capacidad de mirar el dolor —el propio y el ajeno— sin querer dominarlo ni cambiarlo.

Lo que hacemos a nivel individual, lo hacemos a nivel mundial.
El cambio de paradigma hacia la luz y el amor no es un ideal utópico: es un derecho de la humanidad.
Vivir en paz, con amor al prójimo, es un arte.
Y aunque las calles ardan de odio y miedo, la práctica de la no violencia te acerca a ti, te abre y te permite amar.

Si logramos eso, aunque sea por un instante, ya estamos sembrando paz:
en tus oraciones silenciosas, en tus lágrimas que derramas maravillándote del mundo, respirando profundo, amando tus relaciones, alineándote en tu identidad que no es representada por naciones.

Y quizás, algún día, recordemos que la espada más poderosa no es la que divide, sino la que despierta.

🌸 Ahimsa y Adveṣa: la compasión consciente

¿Sabías que los budistas tienen un término específico para ello?
La palabra Ahimsa, en sánscrito, se considera una virtud central: no solo abstenerse de la agresión física, sino cultivar la no violencia en la mente, la intención, la palabra y la acción cotidiana.
No es simplemente “no pegar a nadie”; es una filosofía de vida, un arte de vivir con compasión, amabilidad y comprensión profunda.

En el budismo, la no violencia no es meramente la ausencia de agresión, sino una manifestación de compasión consciente.

“La acción no violenta, nacida de la conciencia del sufrimiento y nutrida por el amor, es la manera más efectiva de afrontar la adversidad.” — Thich Nhat Hanh

Existe también otro término: Adveṣa, que alude a la ausencia de agresión, a no tener intención de hacer daño incluso frente a la adversidad.
Ambos conceptos nos invitan a cultivar una mirada más amorosa y valiente en cada gesto de la vida cotidiana.

✨ Oración para el mundo

Que los corazones despierten a la compasión,
Se abran sin miedo, sin juicio, sin distancia.
Que la paz germine en cada respiración profunda,
Y que la luz del amor amorosamente desarme las espadas del miedo.
Que habite la no violencia en nuestros gestos, pensamientos y palabras.
Que el mundo recuerde que somos uno, y que sanar es reconocernos.

“Todos tiemblan ante la violencia; la vida es querida por todos.
Poniéndose uno en el lugar del otro, no debería matar ni hacer que otro mate.”
Dhammapada

Miriam Solé

Espacio de Salud Miriam Solé.

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