El mindfulness se ha convertido en una herramienta esencial en psicoterapia, ayudando a las personas a observarse desde una mirada más profunda, sin juicio y con mayor claridad.
En el método Hakomi, el mindfulness no es solo una técnica, sino la base de todo el proceso terapéutico. A través de la autoobservación en un estado de atención plena, se accede a patrones inconscientes que influyen en la manera de sentir, pensar y relacionarse con el mundo.
Como explica Donna Martin en su libro Mindfulness en el cuerpo: el espíritu de Hakomi,
“Hakomi utiliza el mindfulness como una vía de exploración interna, permitiendo que el cuerpo, la mente y la emoción dialoguen en un espacio respetuoso de autoconocimiento.”
No se trata únicamente de comprender la historia personal, sino de experimentar cómo esa historia sigue viva en el presente: en la postura corporal, el tono de voz, los gestos y la forma de estar en el mundo.
Mindfulness y su impacto en la salud mental
La investigación en psicología y neurociencia ha demostrado los amplios beneficios del mindfulness. Estudios recientes indican que las intervenciones basadas en mindfulness (MBI, por sus siglas en inglés) mejoran síntomas de ansiedad, depresión y estrés crónico (Khoury et al., 2013).
Un meta-análisis de Hofmann et al. (2010) encontró efectos moderados a altos en la reducción de ansiedad y depresión. Incluso en el embarazo, se ha demostrado que el mindfulness disminuye la ansiedad perinatal (Shi & MacBeth, 2017).
También se ha documentado su eficacia en el tratamiento del insomnio, mejorando significativamente la calidad del sueño (Zhang et al., 2021).
Facilitando Experimentos en Mindfulness
En Hakomi, el terapeuta no se limita a escuchar, sino que propone experimentos en mindfulness para que la persona pueda vivenciar sus patrones internos.
Por ejemplo, una persona que creció en un entorno donde no se sentía escuchada puede, en la adultez, hablar muy rápido o de forma confusa, perpetuando esa experiencia.
En sesión, se le invita a pausar y observar:
- ¿Es cierto que nadie te escucha ahora?
- ¿Qué sensaciones aparecen en tu cuerpo cuando hablas?
- ¿Notas tensión, urgencia o inseguridad?
Esta exploración permite reconocer el patrón interno y abrir la puerta a formas más conscientes y conectadas de comunicarse.
Como señala Daniel Siegel en El cerebro mindful:
“El mindfulness evoca una interacción dinámica y reverberante entre tres dimensiones de bienestar: neurológica, mental y relacional.”
Mindfulness y regulación emocional
El mindfulness actúa también sobre la regulación emocional y el sistema nervioso. Se ha observado que disminuye los niveles de cortisol (hormona del estrés) y favorece una mayor capacidad para sostener emociones difíciles como la ira, el miedo o la tristeza.
Incluso en casos de trastorno de estrés postraumático (TEPT), se ha visto que, aunque los cambios no siempre son estadísticamente significativos, el mindfulness mejora la calidad de vida y la capacidad de afrontamiento (Zhang et al., 2021).
Mindfulness en la relación terapéutica
En Hakomi, el terapeuta cultiva una presencia consciente y sin juicio que crea un espacio seguro para la exploración. Esto le permite:
- Estar plenamente presente con la persona que acompaña.
- Percibir señales sutiles en el cuerpo y la voz.
- Facilitar que la experiencia emerja de forma orgánica, sin forzar cambios.
Tal como enseña el budismo zen y recoge Suzuki en Introducción al Budismo Zen:
“Las sombras de bambú se mueven por los escalones de piedra como si barrieran, pero el polvo no se agita; la luna se refleja en el agua profunda, pero el agua no muestra ningún rastro de penetración.”
Esta imagen refleja la esencia del mindfulness: acompañar sin interferir, sostener el espacio para que la transformación ocurra por sí misma.