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¿Qué es Hakomi? Una vía de autodescubrimiento y transformación

¿Qué es Hakomi? Una vía de autodescubrimiento y transformación 2880 1620 Miriam Solé

Hakomi es un método de psicoterapia corporal fundado por Ron Kurtz en los años 70. Su nombre, de origen hopi, significa “¿Quién eres tú en todo lo que te rodea?” y refleja su propósito esencial:

ayudarnos a descubrir quién somos en lo profundo, más allá de nuestros hábitos, creencias y defensas.

Ron Kurtz solía explicar Hakomi con un ejemplo muy simple:
Le preguntaron una vez a alguien si sabía lo que era la precesión giroscópica. La persona respondió que no. Entonces Kurtz le dijo: “Pero sabes montar en bicicleta, ¿verdad?”. La persona sonrió: “Sí, por supuesto”. Kurtz le contestó: “Ese es el punto. No necesitas conocer la teoría para montar bien, lo que necesitas son habilidades”.

Así funciona también Hakomi. No basta con leer sobre psicología o teorías del inconsciente: necesitamos entrenar nuestro estado de presencia, nuestra manera de relacionarnos y nuestra forma de acompañar para que la transformación ocurra de manera real, en la experiencia.

Tip: Al final del artículo te espera una nota de Ron Kurtz que cambia la manera de entender Hakomi. Vale la pena llegar hasta allí.

Conoce ahora las fases del método Hakomi

El proceso terapéutico en Hakomi se despliega en tres fases principales:

Fase 1: Preparación

En la formación en Hakomi, la primera fase es la preparación, donde el terapeuta cultiva la presencia amorosa: un estado de atención, calma y compasión que se convierte en la base de la relación terapéutica. Aquí se construye un vínculo seguro y se ofrecen señales claras de cuidado, ya que sin esta base no es posible pasar a la siguiente fase.

Durante el entrenamiento se trabajan aspectos muy concretos, como:

  • Buscar inspiración en la compasión, la apreciación y el amor.
  • Observar señales de la experiencia presente de la persona.
  • Identificar cualidades iniciales del cliente que muestran cómo se presenta en el aquí y ahora.

Además, aprenderás a desarrollar una relación sanadora, lo que exige entrenar habilidades relacionales avanzadas:

  • Relacionarse con el inconsciente adaptativo del cliente.
  • Observar signos de cooperación y de no cooperación.
  • Ajustarse a las necesidades inconscientes de la persona.

Esta fase es clave en la formación, porque entrena la capacidad de leer lo que ocurre en la sesión más allá de lo verbal, sentando las bases para el trabajo profundo.

Fase 2: Autoestudio asistido

En esta etapa del método Hakomi, el terapeuta observa con detalle lo que emerge en el cliente: posturas, gestos, tono de voz, silencios. Estos indicadores no verbales muestran cómo la persona organiza internamente su experiencia.

En la formación aprenderás a detectar y trabajar con estos indicadores: cómo leer un gesto, un cambio de respiración o un movimiento corporal como puerta de entrada al inconsciente adaptativo.

Aquí aparecen los experimentos en mindfulness, el corazón del método. Se elige un indicador (por ejemplo, una postura o un gesto repetitivo) y se propone un experimento mientras la persona está en un estado de atención plena.

       bettina haciendo un experimento en formación

Los objetivos son:

  • Llevar los modelos inconscientes de la persona a la consciencia.
  • Iniciar la fase de sanación mental-emocional.

Los experimentos pueden ser muy simples pero transformadores. Por ejemplo:

  • Ofrecer una experiencia de nutrición emocional que la persona podría tener dificultad en aceptar o sentir como profundamente sanadora.
  • Trabajar con un indicador aunque no tengamos hipótesis, simplemente explorando cómo responde el cliente.

En la formación en Hakomi, los estudiantes aprenden no solo a crear y guiar estos experimentos, sino también a interpretar sus resultados, refinando hipótesis y ajustando la intervención. Este proceso convierte a Hakomi en un verdadero arte del acompañamiento.

Fase 3: Sanación mental-emocional

Cuando los modelos inconscientes se hacen conscientes, surge la posibilidad de una transformación profunda. Aparecen emociones intensas, recuerdos tempranos y creencias nucleares. Esta fase requiere un terapeuta bien entrenado, capaz de sostener con seguridad lo que emerge.

hakomi miriam sole

Durante la formación en Hakomi se enfatiza la importancia de:

  • No hablar antes que el cliente, respetando los tiempos de silencio y espera.
  • Reconocer cuándo la persona está haciendo un trabajo interno (rostro concentrado, ojos cerrados) y acompañar en silencio hasta que vuelva a abrirse al contacto.
  • Escuchar sin interrumpir los reportes del cliente sobre sus percepciones, sentimientos y recuerdos.

Las tareas principales del terapeuta en esta fase incluyen:

  • Apoyar comportamientos espontáneos de manejo, como encogerse, bajar la cabeza o contener la respiración.

  • Proporcionar señales de seguridad y cuidado (tacto suave, voz calmada, pañuelos para las lágrimas, apoyo físico si es aceptado).
  • Contener el proceso cuando es necesario, dirigiendo el comportamiento con delicadeza.
  • Dar seguimiento a imágenes, impulsos o recuerdos espontáneos, viéndolos como señales del inconsciente adaptativo.

El entrenamiento también enseña a ofrecer la “experiencia ausente”, es decir, aquella vivencia que fue bloqueada por las adaptaciones de la persona y sus modelos distorsionados. Poder sostener este momento con calma y compasión es una de las habilidades más valiosas que se desarrollan en la formación en Hakomi.

Finalmente, la sesión se deja cerrar de manera natural, cuando el cliente lo señala o simplemente expresa que se siente completo.

Las habilidades esenciales de un terapeuta en Hakomi

En el corazón de la formación en Hakomi encontramos un conjunto de habilidades que no se aprenden en los libros, sino en la práctica viva, en la experiencia de estar con otra persona desde un lugar de autenticidad y presencia. Ron Kurtz las llamó “las seis habilidades” y son, en realidad, la base de este enfoque de psicoterapia corporal basada en mindfulness.

La primera y más importante es la habilidad de estado mental. Todo comienza con lo que Kurtz llamó presencia amorosa: un estado de atención plena, calma y compasión genuina. No se trata de una técnica, sino de un modo de estar que impregna cada gesto, cada mirada y cada silencio en la relación terapéutica. Aprender a mantenerse centrado en el presente, sin distraerse con historias o con la necesidad de hacer preguntas, es un entrenamiento profundo. Y es aquí donde Hakomi se diferencia de otras formaciones: te enseña a cultivar esta cualidad interna que transforma por sí misma la manera de acompañar.

De este estado surge la segunda gran habilidad: la capacidad relacional. El terapeuta aprende a crear vínculos seguros donde el cliente se siente visto y acompañado sin juicio. El tono de voz, la postura, los gestos, incluso la forma de guardar silencio, transmiten confianza y permiten que la persona se abra. En la formación, se entrena esta sensibilidad para percibir cuándo intervenir y cuándo simplemente sostener el espacio, respetando el ritmo único de cada proceso.

Las habilidades de observación son otro pilar fundamental. Hakomi nos invita a mirar más allá de lo evidente: un cambio en la respiración, un gesto repetitivo, una tensión en la voz pueden ser puertas al inconsciente adaptativo. Aquí el aprendizaje consiste en afinar la mirada y la escucha para captar lo sutil. Es como aprender un nuevo idioma: el lenguaje del cuerpo y de las emociones que se manifiestan de manera silenciosa.

A partir de esa observación nace la capacidad de modelar. En lugar de interpretar de manera rígida, el terapeuta aprende a formular hipótesis sobre los modelos internos que organizan la vida de la persona. Es un proceso de “ingeniería inversa”: observamos la conducta y tratamos de imaginar qué creencia o modelo de sí mismo está detrás. Estos modelos no son teorías abstractas, sino mapas prácticos que nos permiten comprender y acompañar con más claridad.

Una vez formulada la hipótesis, entramos en el terreno de la experimentación. En Hakomi los experimentos son pequeñas experiencias en estado de mindfulness que ayudan a que lo inconsciente se haga consciente. Pueden ser tan sencillos como invitar al cliente a sostener un gesto o imaginar recibir una frase de apoyo. Lo importante no es la complejidad, sino la sensibilidad para crear el experimento adecuado y observar la reacción. Es aquí donde la práctica se convierte en arte, y por eso la formación en Hakomi pone tanto énfasis en entrenar este modo de trabajar.

Finalmente, están las habilidades de apoyo a la sanación, que son las que permiten sostener lo que emerge cuando los viejos modelos se hacen conscientes. Acompañar un llanto profundo, estar presente en un silencio cargado de significado o simplemente ofrecer un contacto seguro en el momento justo requiere no solo técnica, sino humanidad. En esta fase, el terapeuta aprende a ofrecer lo que Ron Kurtz llamaba la “experiencia ausente”: aquello que la persona no pudo vivir en su historia y que ahora puede completarse en un entorno de cuidado y respeto.

En conjunto, estas seis habilidades son el corazón del método Hakomi. Entrenarlas transforma no solo la manera de trabajar como terapeuta, sino también la manera de estar en el mundo. Porque Hakomi no es solo una psicoterapia, es un camino de autodescubrimiento y de aprendizaje profundo sobre cómo estar con uno mismo y con los demás. Estas habilidades no se adquieren leyendo un libro, igual que no se aprende a montar en bicicleta con teoría cómo nos comentó Ron Kurtz. Se aprenden con práctica, entrenamiento y acompañamiento.

¿Por qué formarse en Hakomi?

La formación en Hakomi no es solo un camino para terapeutas: es un entrenamiento profundo en presencia, escucha y humanidad. Nos enseña a mirar más allá de lo aparente, a descubrir la sabiduría del cuerpo y a acompañar procesos de transformación de una forma respetuosa, segura y compasiva.

Cuando practicamos Hakomi, no solo acompañamos a otros: también nos transformamos nosotros mismos. Aprendemos a estar en el presente, a reconocer lo que nos mueve y a vivir con más autenticidad.

Hakomi es una invitación a la experiencia, al autodescubrimiento y a la transformación personal y relacional.
Como decía Ron Kurtz, “para montar en bicicleta necesitas habilidades, no teoría”. Lo mismo ocurre con Hakomi: necesitas entrenar tu presencia y tu manera de estar con otros, por eso te comparto las próximas oportunidades de estar en la comunidad creciente de Hakomi.

🌿 Próximas oportunidades para Unirte en Hakomi

📌 Retiro Detox & Hakomi – Otoño 2025
7, 8 y 9 de noviembre en el Penedès
Un fin de semana para cuidar tu cuerpo, limpiar desde dentro y reconectar con lo esencial.
Incluye Taller introductorio de  Hakomi, movimiento consciente y alimentación depurativa.
👉 Reserva tu plaza y regálate este espacio de transformación.  Link https://forms.gle/Hi6jw8SGaxVyTKqN9

📌 Formación en Hakomi – Noviembre 2025, Sant Pere de Ribes
Con la formadora internacional Bettina Deuster y la professora Miriam Solé
Una oportunidad única para formarte en el método Hakomi, aprender sus fases y entrenar las habilidades que transforman la manera de acompañar.
👉 Súmate a la formación y comienza tu camino en Hakomi. https://hakomibarcelona.es/creencias-nov2025/

📌 Grupo de práctica mensual online con Miriam Solé
Un espacio para profundizar en el método Hakomi desde tu casa, con prácticas guiadas, acompañamiento cercano y tiempo para resolver dudas.
Ideal para terapeutas, educadores y profesionales del acompañamiento que quieran entrenar sus habilidades en presencia, relación y observación de forma continuada.

👉 Súmate al grupo mensual y mantén viva tu práctica de Hakomi en comunidad. Link de la comunidad Online https://forms.gle/uV9MgjgRPT5VzZxHA 

Sigue leyendo porqué te comparto una preciosa reflexión de Ron Kurtz

Nota De Ron Kurtz: Ingeniería directa e inversa y el método.
Por ejemplo, ingeniería directa: 2 + 2 = ?
Este es fácil: 2 + 2 = 4.

Ingeniería inversa: a + b = 15.
Este es más difícil. Hay muchas posibles respuestas: 5 + 10, 4 + 11, etc.

Adivinar qué creencias y modelos están moldeando el comportamiento de una persona es un problema de ingeniería inversa. Podría tratarse de cualquiera de muchas creencias posibles.

¿Por qué está llorando?

  • Podría estar triste.
  • Podría estar cortando cebollas.
  • Podría tener algo en el ojo.

Observamos la conducta y tenemos que inferir los modelos y creencias que la sostienen. Ese es un problema de ingeniería inversa. Se requieren conjeturas. Con suerte, conjeturas fundamentadas.

Kurtz, R. (s.f.). The Process as Three Phases and Six Skill Sets in Detail. Hakomi Education Network.

Miriam Solé

Espacio de Salud Miriam Solé.

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