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Vivir la Soledad para Encontrar una Conexión Real

Vivir la Soledad para Encontrar una Conexión Real 1280 720 Miriam Solé

Abrazar lo que somos antes de buscar lo que falta

En estos tiempos, la palabra “conexión” está en todas partes. Se ofrece en cursos, talleres y retiros: conexión contigo misma, con tus emociones, con tu cuerpo, con tu niña interior, con la naturaleza, con tu grupo, con tus guías… incluso con la conexión wifi.
Y aunque todas estas propuestas pueden aportar experiencias bellas y valiosas, me he dado cuenta de algo: la búsqueda constante de conexión a menudo es un eco de su propia carencia.


🌸 Cuando la conexión nace de la soledad

Ese impulso de buscar conexión puede tener como raíz el miedo a la soledad o la incomodidad que nos provoca. En ese caso, lo que encontramos es solo un alivio fugaz: algo que dura el tiempo que estamos en el taller, haciendo el ejercicio, sintiendo la euforia del momento… pero que después se desvanece, dejándonos con la misma sensación inicial.
Es como intentar llenar de agua un jarrón con un agujero en la base.

Uno de los primeros pasos para romper este ciclo es dejar de invalidarnos con frases como:

  • “Estoy desconectada de mi cuerpo.”
  • “No sé conectar con lo que siento.”
  • “No puedo relacionarme con los demás.”

En lugar de huir, podemos dar espacio a la soledad y dejar de construir sufrimiento alrededor de la idea de conexión.

🌱 Abrazando la experiencia de la soledad

En un taller online de Hakomi titulado “Abrazando mi soledad”, ofrecido por la Hakomi Education Network, comprendí algo fundamental: la diferencia entre la palabra “soledad” y la sensación de “sentirse solo”.

Para una persona, soledad puede significar libertad y expansión; para otra, miedo y vacío existencial. En mi trabajo terapéutico, esto me recuerda que cada experiencia es única y que lo importante es acoger el momento presente de cada uno, sin forzar un estado “ideal” de conexión.

🌻 El riesgo de llenar vacíos con conexión

No podemos eliminar el malestar que genera la soledad en otras personas, ni llenarlo por ellas. Crear espacios de conexión puede ser nutritivo, pero si se usan para tapar el vacío, generan dependencia: a la terapia, al terapeuta o a la experiencia en sí.

Como terapeutas, debemos escuchar también nuestra propia voz que quiere “sostener el malestar del otro” —porque muchas veces acaricia nuestro propio malestar no resuelto con la soledad.

🌺 La paradoja: soledades que se encuentran

Abrazar mi soledad es el primer paso para poder acompañar la tuya. Ese es el verdadero puente a la conexión real.
Recuerdo que, en una sesión, una clienta compartía una experiencia dolorosa vivida en otro país, en otra lengua, con personas que yo no conocía. Y aun así, pude sentir en mí el sabor intenso de lo que relataba. Fue una sincronía silenciosa de soledades compartidas, la humanidad que nos une.

🌼 Abrirse a una conexión auténtica

En Hakomi, no buscamos que “te sientas conectado” como un objetivo en sí. No llenamos vacíos con experiencias de conexión. Lo que sí hacemos es abrir espacios donde puedas sentir lo que significa una conexión real: aquella que no oculta el dolor, sino que lo abraza y lo integra.

Vivir tu soledad desde la conexión no significa dejar de sentirla, sino reconocerla como parte de ti y descubrir que, al hacerlo, algo dentro encuentra paz.

Prácticas para habitar tu soledad sin sentirte sola

Aquí te propongo algunas maneras, inspiradas en prácticas espirituales, mindfulness y la escucha corporal, para transformar la soledad en un espacio fértil y no de sufrimiento:

  • Respiración consciente: siéntate en silencio y lleva la atención a tu respiración, sintiendo cómo entra y sale el aire. Deja que cada exhalación suavice tu cuerpo.
  • Visualización compasiva: imagina que tu soledad es una figura o forma que puedes sostener en tus manos. Obsérvala sin juzgarla, y envuélvela con una luz suave y cálida.
  • Caminar en silencio: dedica 20 minutos a caminar despacio, sin teléfono, prestando atención a tus pasos, al aire, a los sonidos y colores del entorno.
  • Metta Bhavana (meditación budista de amor benevolente): repite internamente frases como “Que esté en paz. Que esté a salvo. Que viva con ligereza y alegría”. Comienza por ti y, si surge, extiéndelo a otros.
  • Escribir sin filtro: pon en palabras todo lo que sientes sobre tu soledad. Permite que salga lo que haya, sin editar ni corregir.
  • Contacto corporal: coloca tus manos sobre tu corazón o tu abdomen y permanece ahí un par de minutos, simplemente sintiendo tu calor y tu presencia.

Estas prácticas no “quitan” la soledad, pero sí la transforman: dejan de convertirla en un vacío hostil para convertirla en un espacio donde encontrarte contigo misma.

Miriam Solé

Espacio de Salud Miriam Solé.

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